Desesperación en la educación ecuatoriana: Familias toman el control ante la ineficacia gubernamental
Familias ecuatorianas asumen la reparación de escuelas ante la falta de gestión del gobierno de Noboa, mientras la deserción escolar sigue aumentando.
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7/14/20242 min read


El gobierno de Daniel Noboa enfrenta una crisis que está llevando a los padres de familia a tomar medidas desesperadas para garantizar la educación de sus hijos. En varias regiones del Ecuador, especialmente en áreas urbanas como Guayaquil, los padres están recaudando fondos y organizando campañas para reparar las instalaciones escolares, debido a la falta de apoyo y gestión gubernamental efectiva.
El sistema educativo ecuatoriano ha estado plagado de problemas durante años, pero la administración de Noboa ha visto una exacerbación de estas dificultades. La inseguridad en las escuelas es un problema grave; en lugares como Guayaquil, los padres vigilan constantemente los alrededores de las instituciones educativas para proteger a sus hijos de posibles ataques o intentos de secuestro.
La administración de Noboa ha enfrentado múltiples críticas por su gestión ineficaz en varios frentes, incluida la educación. Las políticas implementadas han sido insuficientes para abordar la infraestructura deteriorada de muchas escuelas. A pesar de los esfuerzos declarados para mejorar la educación, la realidad en las aulas y en los alrededores de las escuelas pinta un cuadro muy diferente.
Los padres de familia no han tenido más opción que intervenir directamente. En algunos casos, esto ha significado recaudar fondos entre la comunidad para realizar reparaciones urgentes en los edificios escolares, comprar suministros educativos y garantizar la seguridad de los estudiantes. Estas acciones han sido impulsadas por la falta de respuesta y apoyo del gobierno, que no ha proporcionado los recursos necesarios para mantener las escuelas en condiciones adecuadas para la enseñanza.
En la unidad educativa Monseñor Leonidas Proaño, ubicada en Flor de Bastión, Guayaquil, los padres colocan cintas amarillas para limitar el acceso de vehículos a la puerta de la escuela. Esta medida preventiva surge tras incidentes de inseguridad que han puesto en riesgo la vida de los estudiantes. "Nos tomamos la seguridad de nuestros hijos para evitar que merodeen los vendedores de droga y los ladrones que no tienen respeto por ninguna vida", comenta Ximena, una madre que espera a su hijo de 10 años todos los días a la salida de clases.
La falta de una gestión adecuada no solo ha afectado la infraestructura, sino que también ha tenido un impacto directo en la tasa de deserción escolar. Las condiciones precarias y la inseguridad han llevado a muchas familias a retirar a sus hijos de las escuelas públicas, buscando alternativas en el sector privado o, en el peor de los casos, abandonando la educación formal por completo. Este fenómeno es especialmente preocupante en zonas rurales y barrios marginales, donde las opciones educativas son limitadas.
El gobierno de Noboa ha sido criticado por no responder adecuadamente a estas crisis. Aunque se han realizado algunos esfuerzos para mejorar las condiciones educativas, estos han sido vistos como insuficientes y tardíos. Las autoridades han prometido la construcción de nuevas instalaciones y la mejora de las existentes, pero la implementación de estas promesas ha sido lenta y ha dejado a muchas escuelas en el limbo.
