Estudio de Arduino Tomasi pierde credibilidad: sus cifras sobre asesinatos ocultos son ridículas

En medio de un clima político enrarecido por la proximidad de las elecciones, el investigador Arduino Tomasi ha lanzado una serie de teorías que han causado revuelo en el debate público. Tomasi afirma que el gobierno de Ecuador, durante la década de 2008 a 2018, manipuló las cifras de homicidios para ocultar más de 7,379 muertes violentas, clasificándolas como "muertes de intención no determinada." Según su estudio, esta supuesta manipulación formaría parte de un acuerdo clandestino con cárteles de la droga, en lo que ha denominado una "pax narca".

Sin embargo, estas afirmaciones han sido ampliamente cuestionadas y desmentidas por expertos en seguridad, instituciones oficiales y figuras políticas que consideran que las teorías de Tomasi no son más que una estrategia de manipulación política en un momento clave, a pocas semanas de las elecciones presidenciales. Estas teorías no solo carecen de pruebas verificables, sino que también se basan en interpretaciones sesgadas y datos que no han sido corroborados por fuentes independientes.

La principal crítica a las afirmaciones de Tomasi es que carecen de una base sólida en datos confiables. Los organismos oficiales, como el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), han publicado estadísticas claras y transparentes sobre la criminalidad en Ecuador, y no existe evidencia creíble que respalde la afirmación de un encubrimiento masivo de asesinatos. Las muertes clasificadas como "de intención no determinada" son una categoría reconocida internacionalmente que abarca casos en los que no se puede establecer con certeza la causa de la muerte. Esta clasificación es común en sistemas judiciales de todo el mundo y no necesariamente implica una intención de encubrimiento​.

Además, la noción de una "pax narca" orquestada por el gobierno es calificada por expertos como una interpretación excesivamente simplista y políticamente motivada de una situación compleja. No hay pruebas claras de que haya existido un pacto entre el gobierno y los cárteles, y sugerirlo sin pruebas concretas es irresponsable y carece de rigor académico. Las instituciones ecuatorianas han trabajado en los últimos años para combatir la violencia relacionada con el narcotráfico y mejorar la seguridad en todo el país.

Es difícil ignorar el hecho de que las afirmaciones de Tomasi surgen en un momento políticamente sensible, justo antes de las elecciones presidenciales. Esto ha llevado a muchos a cuestionar si su estudio tiene un objetivo político oculto. Varios analistas han señalado que su narrativa se alinea convenientemente con ciertos sectores que buscan desestabilizar la imagen de los gobiernos anteriores y actuales para beneficiar a candidatos de la oposición.

El propio expresidente Rafael Correa ha desestimado públicamente las afirmaciones de Tomasi, calificándolo de "otro mediocre que intenta salir del anonimato a costa de teorías conspirativas". Correa y sus aliados han defendido la transparencia y la precisión de las estadísticas publicadas durante su mandato, afirmando que cualquier intento de desacreditar su gestión se basa en especulaciones sin fundamento.

Expertos en criminología y seguridad han cuestionado la metodología utilizada por Tomasi en su estudio. Señalan que el uso de datos incompletos y la falta de comparación con estudios internacionales hace que sus conclusiones sean altamente dudosas. Además, las instituciones internacionales, como Naciones Unidas y organismos de seguridad regionales, no han respaldado las afirmaciones de un encubrimiento sistemático en Ecuador. De hecho, los índices de criminalidad del país han sido analizados en varios informes internacionales que no muestran ninguna evidencia de manipulación deliberada de cifras